Vida de un pasado
Con la fuerza implacable de la tormenta y la incertidumbre de Bernard, su pensamiento parecía emeger por un mismo camino.
-¿Afortunado yo? ¿A quien se le ocurrió tal afirmación?, ¿ a Anne mí querida madre, a mí hermana Colette? ¿O tal vez a la abuela Camille?. Se celebraba el aniversario del enlace de mis padres, en la mansión de la abuela en las afueras se París. Pude oír esa charla, recordar la persona es sumamente difícil, quien fuera anunciaba algo, ¿por qué no?.
El recuerdo de la abuela Camille era retroceder en el tiempo. Cuando ella contaba ilusionada su recuerdo cómo Primera Dama de La Corte de María Antonieta y Luis XVI.
Aquel primer encuentro fue como pieza que encaja perfectamente en un puzzle.
Aquellos ojos de Camille le hicieron recordar su Austria querida, sus montañas alpinas, sus lagos luminosos de azul turquesa, para la reina era su “tolouse”. Los años posteriores fueron de inestabilidad, la revolución de 1789 unos hechos ya conocidos, y lo que acontece después, donde la clase política, solo les preocupaba sus intereses particulares, el pueblo, aquellas personas no contaban para nada, sí para enfrentarse entre ellos, como suele suceder en algunas guerras.
Los días previos a la cita, Bernard se sentía excitado esperando lo peor, quiso defender lo que tanto esfuerzo le costó a su familia, sus títulos nobiliarios, los de su abuela y los de su padre Almirante de la Armada Francesa. En esa primera entrevista con las autoridades del Estado, la causa se dio por perdida, aún así no se rindió en absoluto, sino que con mas fuerza, pudo consolidar su alegría.
¡Buen texto!
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